domingo, 29 de abril de 2018

Reflexiones artísticas de Azorín- Práctica 6

 Buenas tardes a tod@s,

     Hoy os presento un interesante artículo titulado "Azorín: arte y literatura" en el que se aborda la faceta artística del creador del concepto Generación del 98.

     Además de analizar la obra de pintores españoles como el Greco o Velázquez, Azorín traspasa las fronteras pictóricas con artistas de la talla de Tiziano, Rembrandt, Courbet y es gracias a todo este entorno y a su dominio literario que adquiere un gran conocimiento del proceso de creación artística.
 
     En algunas de sus obras se puede apreciar una clara influencia pictórica, como es el caso de Castilla dónde podemos encontrar que el escritor monovero atribuye al silencio y a los momentos de soledad el éxito del arte. Además, numerosas referencias a Zuloaga, Anglada y Regoyos aparecen en sus escritos, y es que Azorín considera que con ellos se recupera lo perdido con Goya, la espiritualidad y energía que él tanto alaba.
 
     Asimismo, encontramos algo que personalmente considero de vital importancia, y que comparto con el escritor, y es la importancia de que toda crítica se realice tras un juicio o valoración propios que únicamente podrán estar pertinentemente fundamentados si se cuenta con una amplia formación previa en la materia. Para Azorín, de esta manera los clásicos no quedan relegados a obras estáticas si no que, al igual que en el caso de la pintura, sirven de espejo para futuras obras, con lo que no podemos decir que hayan quedado anclados en una época determinada.

 "Un escultor trabajó arduamente para esculpir la estatua de la Noche; se levantaba cuando todos los ruidos callan y el silencio es profundo con objeto de percibir el misterio del Universo con la sola luz de las estrellas; ansiaba plasmar la angustiosa sensación del infinito y lo consiguió: la Tierra como una hermosa mujer envuelta en un denso manto que dejaba ver a medias sus pletóricas formas. El denso manto de la Noche caía simbólicamente sobre la durmiente Tierra.
Terminada la obra solicitó la consideración de cuatro amigos: un novelista, un filósofo, un poeta y otro sin profesión conocida. El novelista opinó que se trataba de una representación de la Vida; el filósofo dictaminó que era la viva imagen del Deseo; el poeta la interpretó como el símbolo de la Naturaleza. Mientras tanto, el escultor sonreía viendo como su obra poseía ya vida propia y se prestaba ya a las más diversas interpretaciones al igual que cualquier otra creación inmortal.Sin embargo, el cuarto amigo, sagaz observador de la realidad, replicó: Es la Noche.
Contrariado el escultor, mandó hacer varias copias en bronce de su estatua y las regaló a sus amigos menos al que dijo la verdad pues al decirla había matado la ilusión."

        Sebastián Miranda fue uno de sus grandes amigos, por lo que Azorín se inmiscuye en el intimismo filosófico de la escultura y escribe parábolas como la que acabáis de leer. La "divina mentira del arte" le gustaba llamarla, ¿estáis de acuerdo en que aquí reside la magia del arte? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario